El hincha de Godoy Cruz volvió a dejar en claro que siempre está, sin importar días, horarios ni resultados. Ayer en un lugar de la grilla incomodo por el cierre del comercio a las 21 los tombinos dijeron presentes, las excusas para salir unos minutos antes, habrán abundado y algunos permisos laborales se habrán acabado, pero ellos sabían que anoche no podían faltar y allí estuvieron, cantando los 90 minutos de un partido bisagra.

Parece un cliché el “De esta salimos todos juntos”, pero es verdad. Las rachas están para romperse pero a veces se necesita un empujón de cada lado para dar fin a una seguidilla negativa. Sobre todo cuándo el bajón pasa más por la cabeza que por las piernas. Los hinchas que entienden y sienten el fútbol a su manera lograron decodificar lo que pasaba y ayer llegaron en gran numero a la popular sur.

Como siempre las banderas en el foso y los tirantes para darle colorido al centro de la tribuna que se adorna con los paraguas en la parte alta. La platea descubierta también mostró su colorido habitual con los trapos característicos y algunos paraguas que completan la escena. Algunos globos azules y blancos en la salida y la característica lluvia de papelitos le dieron la bienvenida al equipo.

En la primera parte y tal vez empujados por el ritmo mon{otono y cansino del juego, la tribuna no logró imponerse con canciones alegres y fuertes pero en el complemento lo entendieron a la perfección y tras el gol de Pussetto que significó el empate, el aliento fue más fuerte con el “Dale Dale dale Tomba” y siguió con “Voy para el Gambarte” y allí en el momento que la gente dejaba la garganta en los escalones llegó el truco mágico del Morro que convirtió un remate frontal en el gol de la victoria.

El seguidor de Godoy Cruz ya sabe que el final, casi siempre es con dientes apretados, por eso decidió aguardar el pitazo final alentando a su equipo y sobre todo a la gran figura del partido el Morro García. El “Ole, ole ole Morro, Morro” no tardó en llegar y las señales de reverencia tampoco. El final era evidente pero Abal dispuso jugar 4 minutos sobre los 45 reglamentarios, allí bajó el “Soy del Tomba” para encontrar el esperado silbato y desencadenar el “Viejo y Glorioso el Expreso” para cerrar una noche de comunión entre los que corrieron adentro y los que alentaron desde afuera.