En una entrevista íntima, el entrenador de la Reserva del Tomba, cuenta detalles de su vida en la provincia y su trabajo al frente del tercer equipo.

Diego Omar Dabove vive trabajando. No descansa. Desde el predio de alto rendimiento se va  a su departamento. Desde el trabajo con los chicos en el césped, pasa al laburo intelectual de armar videos y pensar los partidos. El DT llegó con Lucas Bernardi y se hizo cargo de la Reserva del Tomba junto con su ayudante de campo Guillermo Formica.

Vive con su esposa en Mendoza, pero su familia va rotando. A veces le toca la visita de su madre, otras tantas recibe a su cuñado y el hermano también forma parte de aquellos que vienen a la provincia. «No conozco nada de Mendoza, vino mi mamá y se fue a hacer excursiones sola, mi señora se fue con mi cuñado y yo me quedé trabajando. Uno viene a dar todo y no es que me queje, me encanta. Estoy en esto desde los seis años y no podría vivir sin el fútbol. Es el motor de mi vida», se sincera el experimentado Dabove.

Diego pasó por quince clubes y una selección (Barhein), formó parte de doce cuerpos técnicos distintos. «De todos los entrenadores agarré algo», expresa el ex arquero y entrenador de dicho puesto. Estuvo en Lanús, River, Boca, Racing, San Lorenzo, Rosario Central, Xerez de España, entre otros. A principios del 2017 asumió Lucas Bernardi como DT de Primera División y contactó a Dabove. «De trabajar tanto tiempo en el fútbol (17 años) se sabe cómo está cada club, y la propuesta me la acercó Lucas Bernardi luego de trabajar con el en Arsenal. Le dije que si automaticamente».

«Estoy bien, cómodo, porque vine a un club donde tengo todo. Tengo más yo en tercera que algunos clubes en primera, entonces hay que aprovecharlo», valora Dabove. Y agrega: «Nos habían dicho que había un hueco por llenar en las formativas del club, pero en el partido contra Maipú en el torneo Vendimia, con sólo cinco días de entrenamiento, los chicos mostraron una voluntad increíble. Y eso sirvió para que Bernardi viera a Pizarro. Por eso siempre les digo a los jugadores que cada partido y cada oportunidad es importante porque siempre alguien te ve».

La Reserva bodeguera logró tres triunfos fundamentales desde que asumió el nuevo equipo técnico. «Mas allá de tener suerte, hay que hacer muchas cosas buenas para ganar tres partidos como San Lorenzo, River y Racing», sostiene Diego. No hace falta estar muy cerca del grupo para darse cuenta que han logrado una conexión única entre el cuerpo técnico y los jugadores.  «Me encariño mucho con los chicos. Soy muy cercano al jugador. Y sin una conexión entre el cuerpo técnico y ellos es muy difícil. Porque de esta manera te creen, se tiran de cabeza y  dan todo. La unión es clave».

Si bien Dabove considera que no debe haber diferencias de tratos y exigencias entre primera y reserva, cree que los chicos de la tercera tienen una variabilidad de problemas en cuanto a su vida social, personal y económica, por eso trata de estar cerca.

Su equipo de trabajo lo terminan conformando su ayudante de campo Guillermo Formica y Carlos Jofré, preparador físico. «Con Guille nos conocimos acá, nos llevamos bien y nos complementamos. Si bien no lo conocía, uno es del fútbol y sabía quién era. Es una persona de fútbol, de barrio. Nos cambiamos los roles, el tiene la libertad de preparar cualquier trabajo, nos juntamos por las tardes para planificar. Tenemos diferentes visiones de ver el fútbol y nos complementamos muy bien. Yo le pido que me diga absolutamente todo lo que piensa porque no sirve que el me diga todo que sí», comenta con humildad el entrenador.

Su balance hasta ahora es positivo, sin descuidar que se debe mejorar día a día. «Ha habido una evolución muy grande de los chicos desde que llegamos hasta ahora porque ellos lo han querido: han evolucionado en la dieta, han mejorado mucho en la fuerza y la intensidad. Buscamos primero conformar un grupo y darle una identidad que es la de ir a buscar los partidos, eso genera una mentalidad ganadora.  Un grupo con personalidad, garra e intensidad. Es lo que en los últimos años ha mostrado Godoy Cruz».

La relación cercana que mantiene con Lucas Bernardi para potenciar jugadores de Reserva también la tiene con la estructura de las divisiones inferiores. Se lo ve hablando con Daniel Oldrá, Diego Márquez, Alberto Garro con un objetivo claro: «Estamos haciendo un seguimiento con las inferiores porque la idea es consolidar el grupo y también incorporar juveniles».

El mejor de Argentina

Diego se siente aún sorprendido por la estructura del predio de alto rendimiento que posee el club. «Es el mejor predio de Argentina. Esto es superior a todos, es muy completo y todavía está en construcción. Nosotros le decimos a los chicos que valoren esto: te lavan la ropa, tenés dos canchas y 30 pelotas para trabajar. Es sensacional».

El rincón de los sueños

El hombre de 44 años se siente maduro y en un gran momento, aunque reconoce que últimamente extraña mucho a su madre, con quien quiere disfrutar de su buen estado de salud. La simpleza con la que se maneja lo refleja en cada momento, y a la hora de hablar de sus sueños no pretende lujos ni pide deseos lejanos: siempre quiso trabajar y vivir del fútbol. Su sueño lo ha podido cumplir por eso en la mente tiene una sola meta: potenciar la Reserva y dejar a Godoy Cruz en lo más alto.