Cuando el funcionamiento integral no se resiente pese al cambio de piezas, se ve el equipo y allí se nota el trabajo. Lograr que el ritmo del once sea el mismo pese a variar los intérpretes es una cualidad enorme, de esas que pocas veces se ven.

No es la primera vez que el equipo muestra que ruedas de auxilio son lo que sobran, pero esta semana fue particular y el clásico también lo fue: Garro quedó descartado en la semana tras una nueva dolencia y Ramis volvió a ser el elegido para reemplazar al tunuyanino.

Pipe volvió a ser determinante en el marcador, su cabezazo abrió un partido cerrado y rompió las gargantas tombinas. A los minutos de marcar el primero debió salir por un golpe y la maquinaria del recambio funcionó otra vez. Lencinas ocupó su lugar y demostró que está a la altura.

El rivadaviense se empieza a soltar en Primera y es el jugador que la rompió en el primer semestre de 2017 en la Reserva. Velocidad y gambeta para complicar a los marcadores rivales. Otra vez cambió el apellido, pero la idea se mantuvo y el pulso no se desvirtuó.

Cuando todo parecía normalizarse, Jalil Elías salió del campo, también producto de un golpe rival. En el banco, Henríquez esperaba su momento y lo aprovechó. El volante central nacido en San Martín se acomodó cerca de Andrada y la salida del rosarino no se sintió.

El Expreso sacó adelante un partido complicado como todo clásico, demostró que la gran campaña no es casualidad y dejó en claro que el recambio se construye con trabajo. Si los nombres cambian y el resultado es el mismo, evidentemente la identidad de juego es cada vez más fuerte.