Hace algunos años atrás, una producción periodística de la Revista del Tomba me puso cara a cara con Marcelo Marcucci, coordinador de las divisiones inferiores del Club Godoy Cruz. El ruso me decía entonces, en una oficina contigua al Departamento de Fútbol Amateur, que soñaba con un plantel de primera división integrado en su totalidad por jugadores de la cantera.

Al verlo nuevamente, en el mismo sitio y casi a la misma hora, no pude evitar preguntarle por aquella quimera, “el sueño sigue estando porque tenemos un gran maestro que nos enseñó mucho y trabajó bien” se refiere a su compadre Walter Daniel Oldrá.

Luego del prólogo Marcucci cambia la postura, sus brazos le cruzan el pecho y suelta “los juveniles llegan preparados pero se deben consolidar en primera división, a los chicos hay que ponerlos y mantenerlos porque ellos van a responder” y luego enumera con su mano “Moyano, Zuqui, Angileri, Garro, Olivares, Barrera, García, Bonacorzo son jugadores que están capacitados; verlos en cancha será la única manera de comprobar si hemos trabajado bien o no”.

El punto de inflexión

Los directores de cine emplean el punto de inflexión o turning point para torcer el destino de una película, la trama llega así a un giro del que no suele haber retorno. En la historia reciente de las divisiones inferiores del club, al menos tres momentos han marcado el pulso y evolución del área: La utilización del predio de Coquimbito, la participación en juveniles de AFA y el Torneo de Transición.

El predio de Coquimbito se encuentra ubicado en la intersección de la Ruta 60 y calle Santa Fe del departamento de Maipú. Posee 11 cancha, vestuarios para cada categoría, gimnasio cubierto de 500 m2, consultorios médicos y kinesiológicos con piletas de recuperación, lavandería, sala de prensa, etc. Actualmente se encuentra en la etapa final de funcionalización, sin embargo todas las categorías juveniles del club ya entrenan allí. Esto ha permitido la unificación de criterios en torno a una filosofía de juego, el buen trato de la pelota.

De vuelta al Departamento de Fútbol Amateur Marcucci me dice al pasar “haber participado en los torneos juveniles de AFA nos hizo crecer a todos, como técnico uno aprende nuevos sistemas tácticos y de entrenamiento y los jugadores evolucionan con el roce”. Hace tres años Godoy Cruz participa en AFA con sus divisiones inferiores, esto implica cruzarse con los todos los grandes clubes del país. “Compitiendo en Liga Mendocina salíamos campeones con poco, en AFA nos encontramos con otra realidad” aclara el coordinador de inferiores.

El punto de quiebre se completa con el Torneo de Transición, “este es el momento” dice Marcucci mientras perfilado mira hacia arriba y sonríe, “es el momento justo que hemos esperado: Al pibe cuando se está peleando por el campeonato o el descenso no lo ponen” y concluye “si la dirigencia baja la consigna de apuntalar a dos o tres juveniles, seguramente nos va a ir bien”.

ADN Bodeguero

Para contextualizar este apartado, el ruso me cuenta una historia: Hace un tiempo Daniel Oldrá me dijo “ruso los jugadores de ahora no son como los de antes” entonces yo le pregunté “¿Qué tienen que tener ahora?” y él me dijo “ser fuertes de la cabeza”.
Con este relato Marcelo Marcucci marca que los tiempos han cambiado, y los jugadores también. En el club entrenan cerca de 800 juveniles entre AFA, Liga Mendocina y FE.ME.FI; sin embargo ¿es posible identificar el ADN Bodeguero?

El coordinador de inferiores cree que sí, “el juvenil de Godoy Cruz tiene que jugar bien, si mete mejor, pero tiene que tener buen pie”. Y es eso lo que define al fútbol del club, pelota al piso y movilidad “si bien la idea de fondo es que el jugador llegue a primera división, nosotros le inculcamos que sea con esa filosofía de juego” cierra Marcucci.

Marcelo Marcucci. Coordinador de divisiones inferiores.